Fecha de estreno: 10/11/20
Fecha de actualización: 14/04/2023 (Nueva versión)
Actualización: v1.7.0
Plataforma: PC
Tamaño: 70,4 GB
Versión: ISO ElAmigos
Crack: Empress/MrGoldberg (includo)
Requisitos minimos
SO: Windows 10
Procesador: Ryzen 3 1200 a 3,1 GHz / i5-4460 a 3,2 GHz
Memoria: 8 GB de RAM
Gráficos: AMD R9 380 de 4 GB / GeForce GTX 960 de 4 GB
Otros: DirectX 12
Memoria en disco: 50 GB libres
Requisitos recomendados
SO: Windows 10
Procesador: Ryzen 5 1600 a 3,2 GHz / i7-4790 a 3,6 GHz
Memoria: 8 GB de RAM
Gráficos: AMD RX 570 de 8 GB / GeForce GTX 1060 de 6 GB
Otros: DirectX 12
Memoria en disco: 50 GB libres
Instrucciones
1° Descomprimir el RAR de «Assassins Creed Valhalla ElAmigos».
2° Montar la ISO del juego y ejecutar el «setup.exe».
3° Instalar.
4° Ejecutar el juego como ADMINISTRADOR y JUGAR!!!
Aclaración y/o información
– Por el momento no hay nada que decir
Wrath of the Druids + some small DLC (16 DLC folders total)
The Siege of Paris
Dawn of Ragnarok
Assassin’s Creed: Valhalla tiene como telón de fondo la época vikinga. En esta ocasión seremos Eivor (hombre o mujer), uno de los mejores guerreros del llamado Clan del Cuervo, quienes se ven obligados a abandonar su Noruega natal para inaugurar un nuevo asentamiento en Inglaterra y prosperar, principalmente a base de saqueos y alianzas con otros pueblos ingleses y sus gobernantes. Valhalla vuelve a ser un juego muy enfocado a su conflicto histórico, al viaje al pasado que nos permite hacer una nueva simulación de Animus. Eso sí, está muy por encima la parte de hacer historia y construir tu propia saga vikinga, dejando bastante más en segundo plano el conflicto entre Asesinos y Templarios (aquí todavía Ocultos y Antiguos).
El título se estructura de una forma que ya es familiar para aquellos que han jugado las dos últimas entregas. En esencia, estamos ante un RPG de mundo abierto que nos permitirá recorrer libremente los distintos reinos y regiones de esta Inglaterra del s. IX. La historia se divide en diferentes episodios, relacionados directamente con el mapa de alianzas con el que este clan pretende forjar acuerdos y deudas de sangre, aportando músculo a quienes lo necesitan, para de este modo volverse más imprescindibles en la zona y prosperar en este nuevo trozo de tierra al que llamar hogar.
El inmenso escenario, si bien es de libre tránsito desde el comienzo, está estructurado según diferentes niveles de desafío, relacionados directamente con el nivel de las amenazas. Esta decisión de diseño ya la hemos visto en juegos anteriores y está enfocada principalmente a que sea nuestro personaje el que necesite de esos vitales puntos de experiencia con los que subir de nivel y adquirir un abanico mayor de habilidades con las que poder combatir estas amenazas. Por supuesto, la dificultad general de nuestra aventura dependerá en gran medida del nivel de poder de nuestro personaje, mucho más importante si cabe que las estadísticas del escenario.
Cada uno de los episodios, que derivan en sucesivas misiones principales, abarcan varias horas con temáticas similares, aunque generalmente todos suelen tener un desenlace similar, relacionado con una de las novedades principales de esta entrega: los asedios. Los asedios son batallas multitudinarias compuestas de varias fases en las que se asalta una fortaleza enemiga, teniendo que cumplir objetivos varios para conseguir llegar al lugar central de la misma. Generalmente tendremos que embestir con el ariete de guerra, destruir los enganches que mantienen subido un puente, destruir barricadas, etc. Todo ello mientras combates con decenas de enemigos acompañado de un buen puñado de tropas aliadas.
Será en estas batallas donde más brillo se saque a un sistema de combate más brutal que nunca en la saga Assassin’s Creed. A nivel funcional, encontramos casi un calco de lo que actualizó Odyssey de Origins, incluyendo distintas técnicas especiales de combate aquí bautizadas como Aptitudes. Todavía podemos fijar al enemigo, bailar a su alrededor, esquivar, etc. Sin embargo, la posibilidad de equipar de forma independiente la mano izquierda y la mano derecha abre un abanico táctico en el que podemos colocar escudo y hacha, dos hachas o espadas, martillos, lanzas… y hasta usar alguno de los mandobles y armas de gran tamaño que ocupan directamente ambos espacios.
Para reflejar la fiereza del combate de estos pueblos bárbaros, el equipo de Ubisoft Montreal no ha escatimado en sangre y justificar el PEGI +18 del juego en cada combate. El estilo defensivo, por mucho escudo que use Eivor, no es lo predominante y tenemos una serie de acciones como por ejemplo hacer un parry en el momento que el enemigo ataca para dejarlo aturdido y activar secuencias de ejecución. Igualmente, podemos pisotear al enemigo si cae, romper sus escudos e incluso decapitarlos o mutilarlos si su carne se interpone en el camino de nuestro hacha.
Opcionalmente, aunque puede que haya sido la entrega en la que menos lo hemos necesitado, también habrá posibilidad de actuar con sigilo, un método que generalmente será repudiado por nuestros aliados escandinavos, quienes prefieren la pasión del conflicto directo. En esa pequeña relación con la Hermandad, Eivor conoce a Basim y su aprendiz Hytham, quienes le obsequian con una hoja oculta, símbolo de su orden. Eivor acepta el regalo como un arma más, sin cuestionar demasiado el motivo para usarla. Sin entrar en demasiados detalles, digamos que la historia pasa bastante por encima sobre los motivos por los que esos dos Asesinos están en nuestro asentamiento y por qué colaboramos con ellos. Solamente al final cobrará mayor importancia, dejando a los dos primeros tercios como un juego de vikingos más que un juego de Assassin’s Creed.
Como es habitual, no faltarán los guiños a la mitología, tal y como sucedió con los dioses egipcios y los griegos en las dos entregas anteriores. Eivor muestra un profundo respeto por los antiguos dioses nórdicos, aunque puede convivir con la fe que predomina en su nuevo hogar. Tanto es así, que hasta Odín parece hablar en visiones que aparecen con cada una de las víctimas principales que mueran en sus manos, regresando esas escenas de últimas voluntades que eran una seña de identidad y se habían perdido últimamente.
Para vivir de cerca la experiencia del mundo en otros de los 9 mundos además de Midgard, bebiendo unas pociones podemos transportarnos a Asgard y Jötunheim, para vivir en la piel de Havi/Odín varios pasajes de la mitología nórdica. En este sentido, podríamos equipararlo a la trama de la Atlantida de Assassin’s Creed: Odyssey, en el sentido de que su compleción no es necesaria para llegar al verdadero final de la historia, sino que es un añadido para entender mejor cuestiones como la profecía sobre el destino de Odín y el Ragnarok.
Otro de los aspectos importantes es la propia gestión del asentamiento de Raventhorpe en el que nos instalaremos cuando lleguemos a Inglaterra. Comenzaremos teniendo poco más que la casa comunal y, a partir de esos terrenos básicos, iremos abriendo nuevos negocios y comercios que nos aporten distintos beneficios. Para poder abrir y mejorar los diferentes negocios del asentamiento tendremos que saquear diferentes materias primas, una de las actividades que realizaremos en compañía de nuestro grupo de guerreros, que podemos llegar a personalizar añadiendo personajes de la historia que se unan a nuestro clan o contratando jomsvikingos que representen las creaciones de otros usuarios online.
A pesar del aire nostálgico que nos ha dado, recordando en gran medida a la Hacienda de Assassin’s Creed 3 o Gran Inagua en Assassin’s Creed IV: Black Flag, mucho más que los impersonales pagos a negocios solamente para la posterior recogida de beneficios, el asentamiento no acaba siendo un eje central de la experiencia. Es cierto que a medida que vayamos ampliando el asentamiento y suba de nivel se irán desbloqueando una serie de misiones adicionales que nos irán haciendo conocer más a nuestros convecinos y compañeros de clan, pudiendo desarrollar relaciones románticas, activando una especie de misiones de lealtad o simplemente compartiendo tiempo juntos para saber qué motivaciones tienen, habiendo encontrado algunos personajes de lo más pintoresco y carismático que si bien no pasarán a la historia de la saga, han sido una buena compañía para esta entrega. El asentamiento no es lo más profundo del mundo, pero tampoco es un dolor de muelas regresar de vez en cuando a ver qué se cuece por allí.
En este sentido, nos ha llamado poderosamente la atención que, lo que aspiraba a ser una entrega mucho más centrada en el grupo, en combatir unidos con nuestros hermanos de sangre, acabe siendo realmente un viaje realmente solitario en el que Eivor, por mucho que forje relaciones y alianzas aquí y allá, solamente contará con esos aliados en momentos puntuales. Incluso nuestros compañeros de clan, con una representación navegando en el drakkar que comandamos, solamente nos acompañarán en esos asaltos a abadías y monasterios para robar sus riquezas y distribuirlas en el asentamiento. El resto del tiempo lo pasaremos resolviendo los diferentes dilemas e intrigas y traiciones dignas de un capítulo de Juego de Tronos, pero a nuestra bola.
Como es de esperar viendo cómo se ha ido desarrollando la forma de interactuar del protagonista con el mapa, habrá una serie de actividades opcionales de las que no tenemos que encargarnos más allá de querer conocer más sobre el estilo de vida y las costumbres de esa Inglaterra plagada de nórdicos y ganar un puñado de puntos de experiencia. Lo mismo aplica a los tesoros y artefactos repartidos por el mapa, que quedan a nuestra completa discreción conseguirlos o no. Eso sí, los completistas que quieran limpiar todos y cada uno de los iconos que ofrece el vasto mapa ya pueden ir reservando más de 100 horas. Efectivamente, tal y como se prometió, se ha prescindido de misiones secundarias, pero hay quests para dar, tomar y regalar.
Muchos de los tesoros que encontremos serán directamente piezas de equipo que, como sucedía en Odyssey, aportarán bonificaciones extra en caso de encontrar todo el conjunto. En este sentido, se ha hecho un mayor esfuerzo de preservación del equipo, haciendo que no esté dividido por categorías fijas, sino que se pueda ir mejorando y actualizando, para que de este modo todas las armas y armaduras puedan llegar a ser de categoría legendaria (mítica en esta ocasión). Además, se puede personalizar todavía más la experiencia de juego y adecuarla a nuestro estilo de juego mediante la incrustación de runas en el equipo, que activan ciertos perks o potencian algunas estadísticas.
El árbol de progresión no ha acabado siendo lo más satisfactorio del mundo. Cada nivel ganado nos aportará dos puntos de habilidad que podemos ir asignando en un mapa que simula una constelación. Aquí encontraremos tres rutas marcadas, el oso, el cuervo y el lobo. Cada una de ellas tiene una serie de nuevas habilidades que se pueden desbloquear haciéndolo previamente de todas sus estrellas circundantes. Sin embargo, más allá de conseguir estos beneficios que queramos, decantarnos por una u otra rama solamente está relacionado con una potenciación del tipo de equipo que llevemos equipado, quizás buscando que el usuario cambie más a menudo. Eso sí, en esta ocasión no podemos trucar la apariencia de un estilo con las estadísticas de otro, algo que añadió Odyssey en un parche posterior y que seguramente acabe llegando aquí en el futuro.
Adicionalmente, encontraremos una serie de paquetes premium que se pueden comprar con micropagos en forma de los archiconocidos Créditos Helix. Por supuesto, todos estos packs cosméticos son totalmente opcionales si no queremos pasar por caja. Además, como pasaba en Origins y Odyssey, hay una forma de poder conseguirlos poco a poco dentro del propio juego. En esta ocasión regresa Reda (no el mismo Reda de Origins) con su tienda y su grupo de los Mil Ojos para encargarnos una serie de contratos que nos pagarán con ópalos, la moneda de cambio con la que podemos comprar los artículos que tiene en selección. No es un sistema tan generoso como el de Origins, donde teníamos sí o sí un artículo aleatorio al día, pero al menos nos puede hacer que algún día consigamos esa decoración de unicornios y arcoiris para el drakkar que tanto deseamos (es broma, no la queremos, pero existe).
Como nexo de toda esta experiencia, el motivo pasar visitar esta época vikinga, habrá nuevamente una trama del presente que surge justamente después del final de Odyssey, o mejor dicho: de sus DLCs. Layla Hassan, personificación de esta nueva era de Assassin’s Creed RPG, regresa para investigar los restos de los huesos de Eivor, clave en el conflicto presente entre Asesinos y Templarios. No vamos a ahondar mucho en esta parte, porque sería entrar en territorio spoiler, pero os podemos decir que en cierta medida reconecta con la parte del presente de los primeros juegos, por lo que la sensación de que se cierra el círculo cada vez es más grande.
Una de las actividades que realizaremos con Layla serán las anomalías del Animus. Se trata de una combinación de plataformas y rompecabezas que vienen bastante bien para compensar la falta de secciones de plataformeo clásicas (de hecho, el parkour tiene muy poca importancia en esta entrega más allá de servir para escalar rápidamente, pero la otra parte de moverse entre tejados queda claramente en segundo plano). Hemos disfrutado mucho con estos desafíos y cómo nos ha hecho darle al coco mucho más de la media del resto de la propuesta. Además, por suerte no son en primera persona como los odiosos puzles de El Archivo Perdido de Revelations.
Aprovechando que hemos estrenado el juego en nueva generación (analizado en Xbox Series X), solo maravillarnos con el acabado visual del juego. El grado de detalle es increíble y solamente algunos rostros de personajes ajenos a Eivor y los personajes principales pueden desentonar con el resto. Texturas, reflejos, iluminación… todo es prácticamente perfecto y un claro ejemplo de ese acabado de gráficos ultra que pretendemos de la next-gen. Es una lástima que por la propia ambientación no acabe reluciendo tanto como los anteriores en Egipto y Grecia, pero el motor Anvil puede compensarlo todo lo que se puede y brindarnos unos paisajes preciosos.
En cuanto al sonido, ya nos hemos acostumbrado a que las partituras de cada uno de los Assassin’s Creed sean excelentes y aquí no va a bajar el listón. Ubisoft se ha valido del trío de compositores Jesper Kyd (Assassin’s Creed II, Assassin’s Creed: La Hermandad), Sarah Schachner (Assassin’s Creed: Origins) y el músico noruego Einar Selvik, alias Kvitrafn, experto en música vikinga y uno de los responsables de la partitura de la serie Vikingos, con lo cual no podía ser más acertado su fichaje. Como es habitual, el juego llega completamente doblado al castellano, y, aunque hemos encontrado algunos fallos de sincronización que han provocado la repetición de una línea de diálogo por encima de la siguiente, no ha pasado más que en dos o tres ocasiones, lo que tampoco ha roto la experiencia de juego.
Pros
Su brutal sistema de combate y las posibilidades tácticas de cada mano de forma individual.
Eivor, al menos en su versión femenina que es la que hemos jugado, es un personaje genial.
La forma en que se baña de la mitología nórdica, incluidos los viajes a Asgard y Jötunheim.
Gráficamente es espectacular. Un ejemplo perfecto de que ya en estas primeras etapas de nueva generación podemos ilusionarnos con el salto gráfico.
Contras
Para ser un Assassin’s Creed, realmente poca conexión hay con la Hermandad, sobre todo en los dos primeros tercios de la historia.
Si esperabais novedades de peso, no las encontraréis. Es un juego hecho a imagen y semejanza de la receta de Origins y Odyssey.
El veredicto
No esperéis grandes novedades para Valhalla que no hubiérais visto anteriormente en Origins y Odyssey. A pesar de no ser revolucionario y simplemente adaptar las mecánicas del salto de la saga al RPG a un nuevo marco histórico, es innegable que hemos disfrutado mucho siguiendo los pasos de Eivor en la construcción de un saga vikinga. Quizás desaproveche en gran medida todo el contexto de la Hermandad de los Asesinos, pareciendo por momentos una nueva IP más que una nueva entrega de la franquicia, algo que se podía llegar a perdonar a Odyssey por su marco temporal, pero la brutalidad de su combate y la cantidad de misterios por resolver nos ha parecido excelente. Para redondear, gráficamente tiene una calidad increíble en la nueva generación, siendo uno de esos juegos de lanzamiento que nos pueden hacer emocionarnos con lo que está por venir.
Ponte en la piel de una leyenda vikinga en busca de gloria. Saquea a tus enemigos, haz prosperar tu asentamiento y consolida tu poder político. En Assassin’s Creed Valhalla, te pondrás en la piel de Eivor, una leyenda vikinga en busca de gloria. Explora la Inglaterra de los años oscuros mientras saqueas a tus enemigos, haces prosperar tu asentamiento y consolidas tu poder político. Para resumir, es un gran juego